Pim pam
pum
John sacó el revolver
con su
empuñadura
de marfil blanco
pim pam
disparando
pum
balas que sólo encontraban
cobijo
en los cactus
o en el mismo
aire
balas que hacían eco
en la nada
y la espaciosa desesperanza
los desfiladeros
no eran tan
profundos
como cabía esperarse
el sol castigaba el polvo
con su seca indiferencia
y su mediodía eterno
los indios
ya no querían tu cabellera
sino tus cuatro monedas
de oro
o tal vez tu botella de whiskey
los caballos ignoraban el cansancio
de las largas travesías
John disparaba
su rabia que zumbaba
mientras
caía
triste
la ceniza de su cigarrillo
y luego se sacó
la cola del braguero
y una navaja
esperando que los
setos
voladores
atravesaran
la sobria geometría
del horizonte
gritó y lloró
pero eso a quíén le importa.
Más tarde cauterizó su herida
cambió su ropa
peinó su pelo que era negro y su piel fina
y luego bailó can can
en el saloon
y enseñó las bragas y los ligueros
nadie le aplaudió
A pesar de todo
La transexualidad
no estaba
bien vista aún
en el lejano
Oeste.
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